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Otra vez la disyuntiva
El Estallido de la Burbuja
El crack financiero de este siglo, pone en tela de juicio la vigencia del neoliberalismo y vuelve a plantearse la importancia del Estado. Nuevamente el mundo tiene que decidir sobre su futuro económico. Ya no se puede seguir sosteniendo que el libre mercado arregla las cosas. La regulación del Estado, ahora, resulta indiscutible. No es cierto entonces que estamos ante el fin de la historia.
Estalló la burbuja
Este 11 de Septiembre negro (financiero) hizo crisis durante las primeras horas del viernes 12. A la fecha, entrada la semana, ya esta costando 330 B (billones) de dólares.
Han debido poner recursos tanto la Federal Reserve de Robert Bernanke (120 B), la BCE de Jean Claude Trichet, y apelar a las contribuciones urgentes de la japonesa BOJ y la inglesa BoE, según agencias. Cuando llueve, todos se mojan.
El vicepresidente de la meca de los bancos centrales, Mr. Bean del Bank of England, ha venido en calificar al desbarajuste como “la crisis más grande desde la depresión (de los 30´s)”.
Los bancos centrales y, en algunos casos, sus Departamentos del Tesoro, han echado abundante liquidez al desfalleciente motor del mercado para intentar salvar los muebles.
Cumpliendo el rol de “prestamistas de última instancia”, los banqueros han tirado las tablas de la ley por los suelos: ¡Que moral hazard! ¡Que riesgo moral ni que ocho cuartos! ¡A nacionalizar se ha dicho!
Pero la catástrofe es de tal magnitud que inclusive no alcanzan ni los seguros (F.D.I.C.) ni son suficientes las reservas monetarias, se comenta en Bloomberg.
Por eso las tasas interbancarias gringas se han enderezado bruscamente, evidenciando la carencia de liquidez global en los mercados financieros.
Por lo pronto, el aporte de liquidez de la BCE se hizo a 4.30% mientras que la BOE cobró o 5.475%. Hasta la lejana tasa de referencia del BCRP se alzó a 6.5% en nuevos soles. La plata comienza a costar mucho mas caro aquí y en todas partes.
El golpe más importante -hasta la mitad de la semana- fue lavarle la cara a la AIG. Para eso el compromiso de la FED y el Tesoro americano de Henry Paulson por 85 B (A LIBOR+850 puntos básicos) por un equivalente del 79.9% de la cartera, dedicados a salvarle la vida a este poderoso y arruinado conglomerado empresarial.
AIG (nacido de los seguros) partía el jamón en el transnacionalizado mercado de derivados y opciones. De haber caído, la densidad de sus redes con los mundializados mercados-Perú incluido- es de tal profundidad que habría arrastrado a la crema de las firmas a una violenta hecatombe financiera.
La intervención boca a boca de la FED se justifica, entonces, a nombre del ¡Riego Sistémico mundial!
Pero el mayor golpe psicológico ha sido la declaratoria en quiebra de Lehman Brothers Co., la secular banca de inversión norteamericana, gestora de fortunas y activos. Es como “si se cayera la catedral de Lima”, confía un veterano rutero de las mesas de dinero.
A eso se suma la absorción de Merrill Lynch por el Bank of América. Se trata de un eufemismo para explicar la extinción de una de las cuatro principales bancas de inversión.
En realidad tres porque Bearn Stearns se hundió pocos meses antes. Fue rescatada in extremis por la FED que apalancó a JP.Morgan como adquiriente de la centenaria banca de inversión para, en el mismo acto, disolverla y recrearla subsumida, con otro nombre.
Y para que no haya duda de la gravedad de la crisis se tambalea hasta el Washington Mutual, el gigante conglomerado del mercado real de garantías y aseguramiento.
El impacto de estos eventos catastróficos sobre las alicaídas cotizaciones bursátiles es muy negativo. Así se confirma el maligno alcance planetario del aguijón que ha reventado a la “burbuja” yanqui.
Explosión que, por cierto, era más voceada que la comparsita. La gente del metier esperó el fin de las vacaciones boreales y empezó el año mas movido que recuerde el siglo sabiendo quehacer.
El caso de Lehman es paradigmático. Un ejemplo ilustrativo de lo que es la aplicación precautoria del Chapter Eleven, el temible capitulo once de la ley de quiebras de los EE UU.
Esta facilidad, si así se le puede llamar, permite que la empresa pueda seguir operando mientras que sus atribulados accionistas negocian la entrega de sus activos a un mejor comprador.
El solo anuncio del CH-11 ha implicado la reducción vertical del valor accionario de Lehman, la descalificación de su notación por las agencias (tipo Fitch) y la suspensión de los pagos a los acreedores, fila india, que se quedan calentando al borde de la cancha, listos para entrar al remate.
La famosa Merrill Lynch nadó sin siquiera llegar a la playa. Antes de ahogarse debió fusionarse con el Bank of America. La factura cuesta la bicoca de 50 B. Consiste en el canje de acciones a las que se le reconoce un valor facial equivalente de 85.95%. Un drama para el desaparecido negocio que movía 2,500 B y daba trabajo a veinte mil personas.
Fannie Mae y Freddie Mac eran las dos principales empresas hipotecarias de los Estados Unidos. Por sus venas corrían las ambiciones de la casa propia de millones de familias norteamericanas promedio. Engolosinadas con las “subprimes”, estas primas fabricaron un carrousel titulizador de hipotecas en que se mezclaban carne con hueso y piltrafa.
Cuando se descubrió el entuerto, mismo virus, las carteras titulizadas se habían convertido en soportes de derivados. Y estos, a su vez, en elaboradas carteras planetarias de productos financieros de cuarta generación, diseminados en todos los mercados internacionales, incluyendo al Perú.
Alguien dijo el “rey esta calato”. En pocos meses las dos vigorosas proveedoras de hipotecas bambas se fueron al agua, arrastrando a inversionistas institucionales, fondos de pensiones, hedge funds, casas de cambios, etc— Según estimaciones preliminares, la gracia le cuesta unos 200 B. al Tesoro norteamericano, nuevo titular de Fannie&Freddie.
El impacto mundial de la crisis es tremendo. En las bolsas de valores, HBSO, principal banco ingles, perdió 16.4% al comenzar la semana. Lo siguieron el Royal Bank, (-9.7%), el Barclay (8.6%), el Commerzbank alemán (-6.3%) y un poco menos en el caso del Deustche (6.21%).
Francia que fuera sacudida por el affaire Kerviel de la Societe Genérale (-8.8%) hace algunos meses vio caer el Credit Agricole (-9.4%) o el Paribas (-5.7%). Ni los rusos, emergentes europeos ni las instituciones latinoamericanas se salvaron del “american collapse” incluyendo al BOVESPA de Sao Paulo, el Selectivo y el general de Lima y el modosito Santiago.
Los antecedentes de crisis hipotecarias USA como la actual se remontan a 1987. Cerraron 184 bancos, casi 2000 bancos pequeños y medianos de los EE UU. entregaron el balance. Pero esa crisis es apenas comparable con la mega explosión de esta burbuja de Bush.
La crisis subyace en la acumulación de gigantescos déficit, fiscal y financiero. A fuerza de vivir endeudado y estar jugando a postergar las soluciones durante meses, a Bush,el tiempo pre electoral parece venido para enfrentar la crisis financiera.
Claro que el asunto no nació ayer. El anuncio, primer pistoletazo, vino de la quiebra del Northern Rock (UK) cuya nacionalización costó 32,000 millones de euros. Siguieron las quiebras (nacionalizaciones o estatizaciones o protecciones públicas, que es igual pero que no es lo mismo), de Bearn, Indy Mac, Fannie, Freddie, Lehman,.... “socializando” las perdidas a cuenta de los contribuyentes.
El crédito crunch o racionamiento del crédito, nadie presta, nadie toma, el salto hacia arriba de las tasas de interés de referencia, el enfriamiento económico, las devaluaciones competitivas y el cierre comercial- TLC al revés- son las consecuencias habituales de las macrocrisis cíclicas.
De ellas nos advirtieron tempranamente Paúl Baran y P. Sweezy, en su celebrado estudio fundador sobre el capitalismo norteamericano.
Sin embargo, el principal problema tal vez sea el riesgo deflacionario. Algunos elementos son indiciarios. En este clima quebradizo, el precio del petróleo sigue bajando desde el especulativo nivel de 146.50 dólares/barril al actual de 93 dólares (WTI), 53 dólares en apenas cuarenta cuatro días.
Estimaciones de la OPEP sugieren un precio piso de ochenta dólares pero la demanda esperada puede hacerlo caer a un rango de 70-80.
Los precios de los metales y el índice compuesto de materias primas del LME y de los privados indican una tendencia a la baja, ostensible en algunos minerales estratégicos para las economías andinas (cobre). Y el ascenso de metales como el oro y el platino, de reserva.
Países medianos ya están resintiendo los efectos de la crisis. El saldo en cuenta corriente de la balanza se torna negativo. El comercial decae. Tensiones se expresan en el apreciado tipo de cambio real bilateral con USA.
La industria, la textil de exportación, la agro industria y la industria ligera exportadora ya sufrían del diferencial cambiario en sus precios.
La competencia desaparecía, por ejemplo, al algodón y los consumidores locales pagaban la factura de la inflación mientras una apertura ingenua quebraba los ingresos por aranceles del Estado.
Si funcionaran los canales de transmisión monetarios, cambiarios, comerciales, de la deuda y otros que vinculan a las economías centrales y las nuestras, y si por ellos fluyera una onda deflacionaria, entonces el riesgo que se advierte es la posibilidad de una duradera recesion generalizada, en que la inversión y el empleo se van apagando como ondas de un ladrillo arrojado en el centro de una piscina… hasta parar.
*CATEDRÁTICO, DESDE UFRJ, RÍO DE JANEIRO