Hay una crisis de inversiones en México y las cifras son contundentes al respecto. En 2008 la inversión extranjera directa que llegó al país sumó 21,950 millones de dólares (mdd) según el último informe del World Investment Report. Esta cifra es 19.5% menor que la registrada en 2007.
Sin embargo para este año los pronósticos son graves. La crisis económica mundial, que ha golpeado duramente a la economía mexicana, hace prever que las inversiones foráneas hacia México se desplomarán en 50%, según los pronósticos del sector privado (encuesta que realiza el Banco de México entre 32 grupos de análisis económicos) que estima en 14,608 mdd para 2009 y apenas en poco más de 17,000 mdd para 2010. De estos montos, en promedio, apenas un tercio corresponden a nuevas inversiones según cifras de la Secretaría de Economía.
Esto ocurre en México mientras que los capitales fluyen hacia otros países latinoamericanos, asiáticos y de Europa del Este, que se han convertido en los favoritos de la inversión global.
Desde 2006 Brasil se ha transformado en el imán de las inversiones hacia la región. Entre 2007 y 2008, el país amazónico recibió 80,000 mdd y en 2009, en pleno año de crisis, las inversiones, se estima, superarán los 35,000 mdd, casi el triple de lo que recibirá México. Pero no sólo Brasil. Los países centroamericanos –que tradicionalmente recibían un monto de inversión extranjera similar al de México– han superado a México como receptores de inversión extranjera. Entre 2007 y 2008 llegaron a Centroamérica más de 64,000 mdd de inversión extranjera –entre ella capital mexicano–, es decir, 30% más que lo que recibió México.
La pérdida de atractivo del país como destino de inversiones es evidente. Los grandes fondos de capital privado, a diferencia de lo que sucedía hasta hace una década cuando financiaron a empresas como la desarrolladora de vivienda Homex o Cinemex, han dejado de ver atractivo a México, por lo menos durante los próximos años.
La falta de competitividad de la economía, pero también la debilidad del estado de derecho están ahuyentando a los inversionistas que buscan escenarios que les garanticen rendimientos. México tendrá que esperar, por lo tanto, un par de años a que los administradores de fondos encuentren los destinos de primer nivel para sus capitales para luego observar alguna oportunidad para la economía mexicana. No antes.
Pero no sólo para el capital extranjero, sino incluso para los propios empresarios locales que en los últimos años han decidido destinar importantes montos de capital a inversiones en países con mejores condiciones para la inversión. Hoy, incluso, la Secretaría de Hacienda está buscando caminos para repatriar las ganancias que se generan en el extranjero ofreciendo hasta el anonimato a los contribuyentes. Una muestra de que los capitales, en efecto, están dejando a la economía mexicana.