7:03 | El semanario británico predice una contracción de la economía global del 1,8% en el 2009. Rebaja las expectativas de crecimiento de la zona del euro
Londres (EFE).- El fin de la crisis económica y la vuelta a la senda del crecimiento están aún lejos de hacerse realidad, según la unidad de análisis del semanario The Economist , que predice una contracción de la economía global del 1,8% en 2009.
En un informe divulgado hoy, la “Economist Intelligence Unit” (EIU) muestra su “escepticismo” respecto a aquellas voces que han indicado en las últimas semanas que la crisis ya ha tocado fondo y que la economía global se dispone a comenzar su recuperación de modo inmediato.
La EIU considera, sin embargo, que las perspectivas de mejora económica son “a largo plazo”, debido a la gran cantidad de pérdidas empresariales que deben ser aún asimiladas.
De hecho, en su último informe, la unidad de análisis revisa a la baja las predicciones de crecimiento de la economía global para el presente ejercicio, para el que estima una contracción del 1,8 por ciento, frente a la anterior previsión de un 1,5% de retroceso.
Asimismo, rebaja significativamente las expectativas de crecimiento de la zona del euro, a la que augura una contracción del 4, 3%, frente al 3,4% estimado previamente.
Según explica la EIU, esta revisión se debe a la evolución negativa de la economía alemana, que estima se contraerá un 5,3% en 2009 como consecuencia de la caída de las exportaciones.
Este mismo factor es el responsable de la revisión de las previsiones de crecimiento para Japón, cuya economía se contraerá el 6,4% de acuerdo a las estimaciones del semanario británico.
“The Economist” apunta que el comercio global experimentará una caída del 9,7% en 2009.
Por otra parte, la EIU espera que el Banco Central Europeo no baje los tipos más allá del 1 por ciento -actualmente están en el 1,25% -, a la espera de que tome medidas “no ortodoxas” para el estímulo de la economía.
Además, advierte de que el sector financiero seguirá sometido a una “enorme presión” en los próximos meses, lo que repercutirá negativamente en los mercados de renta variable.