Probablemente el tipo de cambio sea uno de los temas económicos más recurrentes entre los especialistas y el público en general. Lógico: es tal vez el más democrático de los indicadores, pues afecta a todos —para bien o mal—, y en proporciones similares, lo que no pasa ni con las tasas de interés ni, mucho menos, con la inflación o el crecimiento del PBI.
Así, que el Ministerio de Economía y Finanzas (MEF) proyecte que el sol cerrará el año con una apreciación acumulada de 4,4% frente al dólar y un tipo de cambio promedio para el año de S/.3,05 (lo que significa que el tipo de cambio debería llegar, por lo menos, a S/.2,97 al final de diciembre) no suena muy razonable para el ex superintendente de Banca y Seguros, Juan José Marthans.
“Es una afirmación lamentable porque no hay ningún fundamento macroeconómico en el frente estadounidense que respalde una posible recuperación del dólar”, explica Marthans.
Y, en realidad, encontrar fundamentos a favor de la posición del MEF es muy difícil. De los casi 10 importantes economistas consultados, solo uno la apoya: Carlos Adrianzén. Y el presidente de la Asociación de Exportadores (ÁDEX), José Luis Silva Martinot.
“El nivel del tipo de cambio está muy distorsionado por las intervenciones del BCR, que suman varios puntos del PBI (...) es muy difícil saber cuál es su nivel real, pero debería rebotar en algún momento (...) yo creo que el sol está sobrevaluado y eso erosiona nuestra competitividad”, afirma Adrianzén.
Como es lógico, los exportadores concuerdan: “la caída del dólar de las últimas semanas ha sido consecuencia de movimientos especulativos azuzados por economistas de renombre que predicen que el dólar caerá, lo que termina constituyéndose en una promesa autocumplida”, sostiene Silva Martinot.
Pero, ¿será realmente así? Veamos: el tipo de cambio es un precio como cualquier otro, y depende de la oferta y la demanda y además refleja las condiciones de la economía a la cual representa, como bien señalan los economistas Hugo Perea y Guillermo Arbe, jefes de Estudios Económicos del BBVA Banco Continental y del Scotiabank, respectivamente.
“El diferencial de productividad (la economía con mejor desempeño y mejor perspectiva de crecimiento) entre EE.UU. y el Perú es favorable a nuestro país, con una posición en sus finanzas públicas mucho mejor que la de EE.UU., que está muy endeudado y no tiene la misma solvencia”, explica Perea.
rbe va un poco más allá y responde a los argumentos de pérdida de competitividad, pues asegura que “no es cierto que la depreciación del sol sea buena para el país, porque eso es un síntoma de crisis y eso es lo que pasa con EE.UU. y el dólar”.
Evidentemente reconoce —como todos— que habrá algunos efectos negativos de corto plazo, pero “es parte del reacomodo del tráfico de bienes y servicios por cuestiones cambiarias, que son consecuencia de los cambios en los fundamentos económicos”.
Pero Adrianzén no es el único que piensa que, probablemente, el sol esté sobrevaluado. Óscar Ugarteche opina que, comparado con otras monedas de la región, es, en efecto, la más estable, pero también es de las que menos se ha devaluado y, por ello mismo, podría ser objeto de un ataque especulativo si, por ejemplo, las bolsas de fuera cayeran. Es decir, por razones de coyuntura, el dólar podría subir si la sensación de incertidumbre en los mercados regresa y los inversionistas corren a refugiarse en activos denominados en dólares. Ese es, más o menos, el riesgo que, aunque lejano, también ve Perea.
El ex presidente del Banco Central de Reserva (BCR), Jorge Chávez, reconoce esa posibilidad, al sugerir que dicha institución debería volver a elevar la tasa del encaje para capitales de corto plazo de no residentes a 120% (esto es, encarecer las apuestas contra el sol) “por si acaso”.
Pero se apura en decir que “la única explicación para que suba el dólar es que haya una reactivación de las importaciones que afecte la oferta (de dólares)”. De suceder, “será muy lentamente”.
Y hay más: “habrá un déficit fiscal para este año equivalente al 15% de su PBI y se mantendrá por encima de 10% los próximos años (...) su deuda ya alcanza el 80% de su PBI y no, no estamos hablando del primer gobierno de Alan García, sino de EE.UU. (...) las perspectivas son a la baja, no hay manera de que el dólar se recupere”, explica Marthans.
Pero, ¿hay más riesgos? Claro que sí. Perea y Chávez ven uno posible, aunque poco probable: el riesgo político que aparezca un candidato antisistema a la presidencia con reales posibilidades debilitaría la posición del Perú.
Queda más o menos claro, entonces, que es sumamente difícil que se produzca un rebote del dólar como estima el MEF. Sin embargo, como señala Chávez, el BCR “ya le puso un piso al salir a comprar dólares en el mercado”. ¿Querrán el MEF y el BCR generar una profecía autocumplida al alza?