Mercados emergentes combaten baja del tipo de cambio con controles e intervención
por Mauricio Rodríguez K. - 15/08/2010 - 10:15
La apreciación cambiaria en los mercados emergentes responde a dos factores principales. Uno es el vigoroso crecimiento que muestran sus economías, como Brasil y Perú, en América Latina, y Corea e India, en Asia.
El otro factor es una gran entrada de capitales externos de corto plazo, flujos bancarios e inversión de cartera, principalmente, en busca de retornos mayores que los que proporcionan los mercados maduros. La mayor demanda de moneda local para invertir en las plazas emergentes involucra un fortalecimiento de su moneda.
INTERVENIR, CONTROLAR O ¿QUÉ?
La respuesta de los países de mercados emergentes ha sido rotunda. Ya el año pasado, Brasil hizo uso de controles a la entrada de capitales de corto plazo y Taiwan los prohibió de plano.
Asimismo, varios bancos centrales han elegido comprar dólares, acumulando reservas internacionales. Lo hacen para cubrir dos frentes: asegurar liquidez en divisas para cuando los influjos de crédito se reviertan, y para evitar que el tipo de cambio baje demasiado y dañe las exportaciones.
La visión de los economistas en torno a la intervención es encontrada: mientras algunos la aconsejan, como un grupo integrado por el ex presidente del Banco Central Roberto Zahler, otros creen que sólo puede funcionar en condiciones muy determinadas. En tanto, quienes participan en el mercado ven en ella una efectividad sólo parcial.
Aún así, la evidencia en la práctica es que los bancos centrales de buena parte de los países emergentes están tomando medidas para enfrentar la apreciación de sus monedas.
En Perú, la acumulación de reservas es intensa, tal que "el Banco Central en ocasiones opera comprando US$ 200 millones, en un mercado que mueve US$ 400 millones", dice Eduardo Suárez, de Royal Bank of Canada. En Brasil, las intervenciones no sólo ocurren en el mercado spot, sino que las autoridades han advertido que, de seguir la apreciación, intervendrán en el mercado de futuros.
En Chile, esta semana el Banco Central subió su tasa de política monetaria a 2%, exacerbando la diferencia con las tasas externas.
Por ahora, no perciben la entrada de capitales como un problema mayor, según dijo en una conferencia reciente en Colombia su presidente, José de Gregorio. En cambio, lo que parece importarle más a este último hoy es el uso precautorio de las reservas, ante el cual es más bien escéptico.
El economista argentino Guillermo Calvo, de la Universidad de Columbia, sugiere que debe explorarse la capacidad de los bancos centrales de proveer créditos al sector exportador en momentos de falta de liquidez en divisas, como lo hizo con éxito Brasil en 2008.
De igual manera, en el ámbito cambiario, "no existe consenso sobre cómo detener una apreciación", dice Roberto Melzi, un estratega de Barclays en Nueva York que se gana la vida explotando desalineamientos de este tipo.
"El efecto de estas compras de dólares y de otros instrumentos es sólo parcial", asegura Suárez, quien por eso está activamente tomando posiciones largas en las monedas de Brasil, Perú e incluso México, donde la apreciación del peso aún no despega con fuerza.
Si bien un recuento de controles de capital hecho por el Fondo Monetario Internacional (FMI) dice que los impuestos o los encajes que Chile, Brasil y varias economías asiáticas han usado, no sirven para detener los flujos ni para frenar la apreciación, muchos países siguen usándolos.
"Los controles son una mala idea, no son una opción", cree Essar Prasad, académico de la Brookings Institution y ex director de la división de estudios financieros del FMI. Añade que éstos sólo crean distorsiones.
Una forma de no profundizar el problema de la apreciación es limitar el gasto público, recomienda el Comité Latinoamericano de Asuntos Financieros.
Pero no basta. A juicio del organismo que integra Zahler, entre otros latinoamericanos de renombre, "hay espacio para una mayor acumulación de reservas en respuesta al aumento de la entrada de capitales".
"Hay mucha fuerza para apreciar, pero la acumulación de reservas puede funcionar en el corto plazo y por períodos cortos; la manera programada y transparente en que lo hace Chile es la forma tércnica correcta", explica Claudio Loser, ex director del Departamento Occidental del FMI y miembro del Inter-American Dialogue.
"Las intervenciones no pueden ser sorpresivas, pues puede ser que en un momento funcionen, pero posteriormente generan miedo en el mercado, demasiado nerviosismo, demasiados rumores y un aumento de la volatilidad", añade Loser.
Melzi concuerda: "Vemos que cuando la autoridad comunica en forma transparente sus programas de compra de divisas, como estas tablas que funcionan en Chile y Colombia, les va mucho mejor en reducir las presiones a la baja del tipo de cambio".
Esa postura implica que el mercado seguirá internando dólares hasta un nivel lo suficientemente bajo como para que el riesgo de intervención detenga la caída del tipo de cambio.
"El peso chileno luce un poco sobrevaluado, pero sólo un poco, que no amerita intervención, lo que nos dice que el tipo de cambio todavía puede llegar a $ 480 (desde $ 509 el viernes). Ir más allá es muy difícil, porque implica romper el nivel de aceptación del Banco Central", añade Melzi.