Por Joy C. Shaw
ESTAMBUL (Dow Jones)-La imposición de un impuesto a las instituciones financieras a nivel global es necesaria para mejorar la eficiencia de la economía mundial y para conseguir fondos para ayudar a los países en desarrollo, dijo el lunes Joseph Stiglitz.
Stiglitz habló durante un receso en la reunión anual del Fondo Monetario Internacional. En síntesis, la idea consiste en cobrar un impuesto a los bancos como parte de un ajuste a las regulaciones. La idea de Stiglitz es similar a la propuesta hace 30 años por James Tobin.
Los ingresos provenientes del impuesto deberían ser usados para aumentar la ayuda para el desarrollo de las naciones de bajos ingresos y emergentes, dijo Stiglitz, un ex economista jefe del Banco Mundial y ganador del premio Nobel de Economía.
Los ingresos generados por la medida ascenderían a entre US$60.000 y US$70.000 millones al año, menos de la décima parte del tamaño del Programa de Alivio para Activos con Problemas, o TARP, del Gobierno de Estados Unidos para los bancos, destacó.
Stiglitz dijo que el sector financiero de Estados Unidos y el resto del mundo han sido excesivamente subsidiados, especialmente tras la crisis financiera mundial.
Les tomó sólo una hora a los políticos ponerse de acuerdo para dar a los bancos más que lo que todos los países desarrollados fueron capaces de dar a los países en desarrollo en una década, dijo.
"¿Quién está más necesitado, los banqueros estadounidenses o los países en desarrollo? Es difícil no llegar a la conclusión de que nuestros valores fueron destruidos", señaló.
Los gobiernos han "dado (a los bancos) dinero cuando ellos realizaron malos préstamos", añadió. "Esa es la razón por la que hay un consenso amplio de que debería imponérseles tributaciones".
Stiglitz indicó también que la necesidad de que el mundo cree un nuevo sistema de reservas internacionales de divisas para reemplazar al actual sistema basado en el dólar estadounidense se ha vuelto una cuestión de "sentido común".
Sin embargo, agregó que crear un nuevo sistema de reservas basado en los derechos especiales de giro (DEG) -una moneda artificial para propósitos contables del Fondo Monetario Internacional- como han sugerido China y otras naciones desarrolladas, no es su solución preferida.
"La asignación de los DEG tiene limitaciones institucionales", dijo. "El mayor receptor de DEG es Estados Unidos. Nosotros no somos el país que necesita las reservas".
Además difícil transferir los DEG desde un país a otro, dijo.