Ricos contra pobres: la guerra de las monedas y el FMI
Washington. Agencias. 9 octubre de 2010El término más manido en los últimos días de reuniones en Washington ha sido la "guerra cambiaria" o de las divisas, una expresión acuñada por el ministro brasileño de Finanzas, Guido Mantega, que fue rápidamente asimilada por todos los países.
El trasfondo de la disputa es la reticencia de algunas potencias emergentes como China de apreciar su moneda y, por otra, las acusaciones desde estas naciones, motores de la recuperación económica global, a los países más industrializados por sus políticas monetarias que, afirman, apuntan a lograr su propio crecimiento a costa de terceras economías, algo que califican de injusto.
Así lo afirmó de nuevo la víspera el propio Mantega, para quien la "raíz" de problemas como la "guerra cambiaria" es la "insuficiente recuperación de las economías avanzadas" que, afirmó, en algunos casos retiraron sus políticas de estímulo demasiado rápido.
La sustancial diferencia de crecimiento entre Estados Unidos, la Unión Europea y Japón por un lado, y Asia y América Latina por otro, está provocando un auténtico alud de inversión financiera hacia los países emergentes. Sus monedas se están apreciando de manera galopante, excepto en los casos como China o Corea del Sur en los cuales los gobiernos mantienen un férreo control del cambio.
Países como Brasil, cuyo real flota libremente y se apreció más de un 35 por ciento desde 2009 respecto al dólar, están siendo penalizados por esa situación, lo que llevó a Mantega, a acuñar la expresión "guerra de monedas".
Argentina habla claro
La presidenta del Banco Central, Mercedes Marcó del Pont, volvió aseguro que el FMI "pretende hacernos creer que las políticas que fueron causa de la crisis ahora van a ser parte de la solución".
"El FMI ahora reconoce que los países emergentes están enfrentando el ingreso de capitales financiero, pero frente a esta situación sugiere que sea el mercado el que determine el tipo de cambio. En realidad, lo que está incentivando el Fondo es una apreciación cambiaria que tendría como consecuencia que los países desarrollados exportarán su estancamiento a los emergentes, pero hay consenso entre los países en desarrollo en no permitir que esto ocurra", sostuvo la funcionaria.
"En las economías emergentes hay clara conciencia del peligro de la apreciación cambiaria y de los riesgos que supone el ingreso de capitales de corto plazo y por eso no vamos a dejar que el mundo desarrollado busque usar nuestros mercados internos dinámicos como tabla de salvación", agregó. En tal sentido, destacó la "relevancia y oportunidad" de la decisión de la presidenta Cristina Fernández de Kirchner de mantener el encaje al ingreso de capitales financieros, desoyendo el reclamo de algunos sectores del mercado.
FMI contra China y Brasil
Los países del G20 iniciaron el debate interno con un desayuno de trabajo dentro de la asamblea del Fondo Monetario Internacional (FMI) y del Banco Mundial (BM). Hay pocas esperanzas de un acuerdo, según reconocieron ministros y responsables del Fondo, por la complejidad del debate.
El principal acusado es China, debido al nivel de su yuan, que se ha ido apreciando respecto al dólar, pero de forma lenta y controlada siempre por su gobierno.
Pero las acusaciones también se cruzan entre Estados Unidos y la UE, con un euro que está de nuevo subiendo imparablemente respecto al dólar, y entre los propios países emergentes, como Brasil respecto a China, y otros respecto a Corea del Sur.
"Es un tema que no se va a resolver en cinco minutos, es un problema de largo plazo", advirtió el director general del Fondo, Dominique Strauss-Kahn. "Hay que hacer progresos. Está claro que se puede hacer más de lo que hemos logrado hasta ahora", añadió.
América Latina podría crecer un 5,7 por ciento en 2010, casi un punto porcentual respecto a las previsiones anteriores del Fondo. Toda una diferencia respecto a las previsiones de 2,6 por ciento de crecimiento para Estados Unidos y 1,7 por ciento para la zona euro.
Eso provoca un gran desplazamiento de inversión hacia los países como Brasil, que además han demostrado una gestión macroeconómica considerada "ejemplar" por el Fondo.
La devaluación artificial o no de una moneda favorece un alza de las exportaciones de ese país. "Si dejamos que la situación se deslice hacia un conflicto o formas de proteccionismo, corremos el riesgo de repetir los errores de los años 1930", tras la última gran crisis financiera, advirtió el presidente del Banco Mundial, Robert Zoellick.
El debate sobre la "guerra de las monedas" ilustra además el forcejeo interno en el FMI sobre el peso de los respectivos países. El Fondo arrastra desde hace dos años una reforma interna que debe otorgar más poder a los países emergentes, con un mínimo del 5 por ciento de redistribución de las cuotas internas.
Los europeos están sobre representados en el consejo de administración del Fondo, y deben acordar entre ellos cómo repartir los escaños. Ese debate debe cerrarse de aquí al mes de enero, en principio. El G20 también tiene una cumbre prevista el mes que viene en Corea del Sur.
Las armas de los países en desarrollo
Aunque según el propio FMI la disputa cambiaria no está dirigida directamente contra una América Latina que ya ha hecho los deberes en materia de apreciación de sus monedas, Mantega admitió que decidió meter de lleno a Brasil denunciando a propósito este tema porque era una guerra "soterrada" de la que nadie quería hablar, pero que considera podría acabar "resquebrajando" la unidad del G20.
Strauss-Kahn no se ha cansado de advertir una y otra vez en estos días de intensas reuniones del peligro de que la "cooperación" que marcó las cumbres internacionales desde el inicio de la crisis mundial esté "desapareciendo". En este sentido, advirtió del riesgo de usar la "guerra cambiaria" como un "arma" y sostuvo que la historia ha demostrado reiteradamente que "esa no es la solución".
Pero sus palabras de advertencia parecen haber caído en saco roto hasta ahora. Y es que ninguno de los bloques parece dispuesto a ceder.
El secretario del Tesoro estadounidense, Timothy Geithner, afirmó la víspera que la recuperación económica global estaba siendo "minada" por potencias emergentes que no permiten la apreciación de su moneda. No nombró explícitamente a China, pero el mensaje no podía estar más claro.
La respuesta estaba lista. El presidente del Banco Central chino, Zhou Xiaohuan, afirmó que una "terapia de choque" para apreciar el yuan sería peligroso.
Mantega anunció su intención de pedir ante el plenario del Comité Monetario y Financiero Internacional que se celebra hoy que el G20 incluya en su agenda de Seúl una propuesta para que los países avanzados cuya recuperación económica deja aún mucho que desear y que tienen capacidad de maniobra, como Estados Unidos o Alemania, reanuden políticas de estímulo fiscal en vez de promover estrategias netamente monetarias.
"Tenemos que reponer políticas fiscales que funcionaron en un primer momento (de la crisis), es necesario plantearse su reposición para estimular la demanda y crear trabajos", afirmó porque, sostuvo, la actual política monetaria "agresiva" de los países avanzados, como bajar los tipos de interés "al máximo", constituye una "inadecuada" estrategia del "sálvese quien pueda" que se está haciendo a costa de economías emergentes como la brasileña.
"Concentrar toda la acción en políticas monetarias lleva a la recuperación, pero usando otros mercados, no el mercado doméstico, es la política de cada país tratando de resolver sus problemas y hacerle el problema a otros", criticó.
Sin embargo, las perspectivas de lograr un acuerdo no son demasiado alentadoras, según reconocen los propios ministros.
"No anticipo que vaya a haber un acuerdo unánime en Washington este fin de semana en el tema de las divisas", admitió la noche del viernes el ministro canadiense de Finanzas, Jim Flaherty.
Tampoco su par francesa, Christine Lagarde, considera que ésta sea una disputa que se pueda resolver "de la noche a la mañana", por lo que llamó a mantener la cabeza fría para mantener un "ambiente de cooperación y confianza en vez de trastorno, volatilidad y guerra", haciéndose eco del llamamiento de su compatriota Strauss-Kahn.
Advirtiendo de que esta disputa puede provocar una "grieta" en el G20, también el brasileño Mantega urgió a resolver esto de forma "coordinada".
"Tenemos que avanzar de forma coordinada, uno de los avances que nos llevamos de esta crisis es que una acción coordinada es eficiente y funciona, y nos permitió evitar lo peor", recordó.