Por Damian Paletta y Deborah Solomon
WASHINGTON– El secretario del Tesoro de Estados Unidos, Timothy Geithner regañó fuertemente a los principales reguladores estadounidenses en una crítica llena de groserías el viernes pasado, en momentos en que crece la frustración sobre el tambaleante plan del gobierno de Barack Obama para reformar las instituciones de regulación financiera de EE.UU., según fuentes al tanto.
La propuesta de reforma es una de las prioridades domésticas del presidente Barack Obama. Pero desde que fue presentado en junio, el plan ha sido criticado por la industria de servicios financieros, así como por los reguladores preocupados por perder influencia en su territorio.
"Ya es suficiente", les dijo Geithner a los reguladores el viernes, según una persona al tanto. Geithner dijo que se les dio a los reguladores una oportunidad para expresar sus preocupaciones, pero que era hora de que se detuvieran, agregó la fuente.
Entre las personalidades reunidas en la sala de conferencias del Departamento del Tesoro esa tarde se encontraban el presidente de la Reserva Federal, Ben Bernanke; la presidenta de la Comisión de Bolsa y Valores, Mary Schapiro, y la presidenta del Fondo de Garantía de Depósitos, Sheila Bair.
La reunión del viernes, que se prolongó por casi una hora, fue descrita como inusual, no solo por el uso repetido de obscenidades por parte de Geithner, sino debido a la postura agresiva que tomó ante funcionarios de agencias federales que se suelen considerar independientes de la Casa Blanca. Geithner les recordó a los asistentes que el gobierno y el Congreso dictan las políticas, no las agencias regulatorias.
Geithner, sin mencionar nombres, expresó preocupación por los reguladores que cuestionan la idea de darle a la Reserva Federal más poder para supervisar al sistema financiero. Schapiro y Bair, entre otros, han argumentado que una mayor autoridad debe ser compartida entre un consejo de reguladores.
"Se trata de un tremendo poder regulatorio que se invertirá en lo que sea que vaya a ser esta entidad", dijo Bair ante el Comité Bancario del Senado el mes pasado. "Y creo que en términos de pesos y contrapesos, también ayuda el que se expresen diferentes puntos de vista y que se llegue a un consenso".
Mientras tanto, funcionarios de la Reserva Federal y la Oficina del Controlador de la Moneda han cuestionado la creación de una nueva agencia federal para supervisar las regulaciones al consumo, una medida que les quitaría poderes a ambas instituciones.
La propuesta le daría poderes al gobierno para intervenir y desmantelar grandes compañías financieras, fusionar a dos reguladores bancarios y endurecer la supervisión de hipotecas, entre otras cosas.
Funcionarios del gobierno dicen que no les preocupa la posibilidad de la reforma, y agregan que hay un consenso sobre aspectos clave, incluida la regulación de los derivados que se negocian fuera de bolsa. Funcionarios del Tesoro afirman que esperaban un gran debate sobre el complejo proyecto de ley. La primera parte, que aborda la remuneración de ejecutivos, fue aprobada por la Cámara de Representantes el viernes.
"La industria ya está de nuevo en los niveles anteriores al colapso", dijo el jefe de personal de la Casa Blanca, Rahm Emanuel. "Necesitamos asegurarnos de no regresar al comportamiento riesgoso por el cual las instituciones tienen todas las ventajas y los contribuyentes todas las desventajas; por eso necesitamos una reforma regulatoria".
Funcionarios del gobierno dijeron que Geithner contaba con que los reguladores objetarían las partes del plan que amenazaban su poder o autoridad, pero funcionarios del Tesoro quedaron sorprendidos por el impacto que tuvieron las críticas entre los legisladores.
Geithner quería decirles a los asistentes que no deberían dejar que las guerras territoriales interfirieran con la misión de arreglar un sistema que está claramente roto, dijo Neal Wolin, subsecretario del Tesoro. El funcionario prefirió no hacer comentarios sobre el tono y el lenguaje de Geithner.
Los voceros de las agencias regulatorias representadas en la reunión no quisieron comentar al respecto.
La propuesta del gobierno le daría a la Fed amplia libertad para supervisar cualquier gran compañía financiera de EE.UU. y también crearía un "consejo de supervisión de servicios financieros" para coordinar las políticas y resolver disputas entre los reguladores.
Cómo se balancearía el poder entre la Fed y esta entidad ha sido uno de los puntos de controversia, que han debatido los funcionarios del gobierno. Finalmente, los funcionarios creen que la estructura regulatoria necesita un punto único de responsabilidad, y argumentan que una de las debilidades de la respuesta del gobierno a la crisis financiera el año pasado fue la falta de claridad sobre qué entidades tenían el control.