Estos deben cesar por lo que el toque de queda y los estados de emergencia debieran suspenderse de inmediato para no seguir echando gasolina al fuego. No más asesinatos.
Las comunidades originarias deben encontrar a sus desaparecidos, atender a sus heridos y enterrar a sus muertos según sus creencias.
La verdad de lo acontecido debe ser esclarecida, por lo que urge una investigación neutral que determine el número de victimas civiles y lo que aconteció en la “curva del Diablo”.
Para que ese dialogo sea viable urge la derogatoria de los decretos legislativos que instrumentaron la brutalmente fracasada teoría del “perro del hortelano”.
En la ansiedad de entregar los hidrocarburos, el gas, los bosques, el agua, el oro, los recursos bio diversos a los capitales foráneos, al pretender desnacionalizar nuestra amazonía no se ha reparado en los acuerdos internacionales vigentes-que son ley de
Por eso, a las bancadas parlamentarias que han bloqueado hasta la fecha cualquier esfuerzo de solución concertada, les toca reconsiderar sus conductas para derogar los Decretos.
Debe desaparecer las amenazas de persecución contra los opositores del gobierno y silenciarse la abierta incitación a la violencia diseminada por voceros pro gubernamentales, que impiden crear un clima de paz. Ayudaría a ese clima el levantamiento de la orden de captura contra Pizango y la nulidad de la suspension del mandato de los parlamentarios comprometidos con sus pueblos andino amazonicos.
Debe renovarse el gabinete actual por su doble responsabilidad en el fracasado intento de resolución violenta del conflicto y la lenidad que han tenido para encontrar una vía pacifica de acuerdo con AIDESEP y los apus. Será difícilmente aceptado como interlocutor valido de cualquier solución política del conflicto al comprobarse el letal desenlace y la inutilidad de sus descalificadores adjetivos contra los representantes de los pueblos amazónicos
Decir que estos sucesos han sido parte de “un complot internacional” es inaceptable. Más bien se interpretan como que pretenden desvincular la responsabilidad del jefe de Estado en el derramamiento de sangre. Máxime si importantes inversionistas extranjeros con intereses en la selva han sido recientemente recibidos en la casa de Pizarro. No debiera repetirse.
La lucha de los pueblos amazónicos es justa, advierte Chirif. Dura décadas. Hace un año realizaron un paro por lo mismo. Desde entonces usaron todos los mecanismos que la ley les faculta para ser escuchados. Fueron desoídos. Peor fueron insultados, sus territorios amenazados, baleados y excluidos de las decisiones sin respetar su cosmovisión y racionalidad.
Es tiempo de dar curso a sus demandas a quienes han dado pruebas indubitables de su compromiso con la integridad territorial de nuestra patria y de querer una visión compartida del futuro con los peruanos de todas las sangres.
Si para eso es necesario ponerle bozal al “perro de la guerra”, Paris bien vale una misa.