La Reserva Federal de Estados Unidos proyectó que las pérdidas de 19 de las mayores entidades financieras del país ascenderán a unos US$599.000 millones hasta finales del próximo año y les exigió que recauden US$74.600 millones en capital para resguardarse de posibles pérdidas.
Los resultados de las llamadas pruebas de resistencia desataron una carrera de los bancos más débiles por encontrar capital y una ofensiva de los más fuertes para distanciarse del gobierno, que a fines del año pasado les inyectó fondos de los contribuyentes.
El anuncio de la Fed vino acompañado de una lúgubre predicción: las pérdidas relacionadas a créditos hipotecarios, préstamos comerciales, valores y otros activos en los balances de las instituciones sometidas a las pruebas de resistencia alcanzarán los US$599.200 de aquí a fines del próximo año. El cálculo se basa en supuestos económicos que son peores a los anticipados por muchos economistas.
Timothy Geithner, secretario del Tesoro, dijo ayer que está "razonablemente confiado" en que los bancos lograrán levantar el capital que necesitan entre inversionistas privados, aliviando la necesidad de que Washington se inmiscuya aún más en el sistema bancario. La información provista por las pruebas de resistencia "simplificará la labor de los bancos para recaudar capital fresco de fuentes privadas", aseveró.
Algunos bancos a los que se les solicitó levantar fondos anunciaron de inmediato sus planes para acudir a los mercados de capital. Wells Fargo & Co., que debe conseguir US$13.700 millones, realizará una colocación de acciones comunes de US$6.000 millones. Morgan Stanley, que debe cubrir una brecha de US$1.800 millones, venderá US$2.000 millones en acciones y US$3.000 millones en deuda no garantizada por el gobierno de EE.UU.
En caso de prosperar, las ventas "deberían constituir un paso significativo en la tarea de restaurar un mínimo de confianza en la banca", dijo David Havens, director ejecutivo de la firma de valores Hexagon Securities. "Indica que incluso los bancos grandes en problemas tienen la capacidad de captar capital privado".
Alrededor de la mitad de los bancos sometidos a la prueba de resistencia, desde conglomerados financieros como J.P. Morgan Chase & Co. y Goldman Sachs Group Inc. a bancos regionales como BB&T Corp., cuenta con niveles adecuados de capital. Esto equivale esencialmente a un sello de aprobación de la Fed.
La otra mitad, en tanto, necesita recaudar entre US$600 millones, en el caso de PNC Financial Services Group Inc., a US$33.900 millones, en el de Bank of America Corp.
Los expertos advierten que las pruebas podrían tener una consecuencia ‐inesperada: dificultarles a los consumidores y las empresas el acceso al financiamiento. La concentración del gobierno en lograr colchones de capital más voluminosos podría alentar a los bancos a acaparar efectivo y recortar aún más el crédito, señala Jim Eckenrode, ejecutivo de investigación bancaria de TowerGroup. Según su análisis, los bancos tendrán menos margen para ofrecer bajas tasas de interés a los consumidores, mientras que las empresas podrían tener dificultades para financiar proyectos de desarrollo inmobiliario comercial y residencial.
Eso podría menoscabar un objetivo clave del gobierno de Obama, que ha estado presionando a los bancos para que concedan más préstamos con el fin de estimular la economía.
Los resultados de las pruebas fueron enérgicamente cuestionados por algunos bancos, que argumentaron que las evaluaciones eran superficiales y no reflejaban diferencias significativas en la salud de los portafolios de préstamos de varias entidades.
Ahora que concluyeron las pruebas de resistencia, la campaña de Washington por sanear el sistema financiera entra en una fase nueva y potencialmente complicada.
Aunque es probable que la mayoría de los bancos que necesiten levantar capital lo consigan, analistas e inversionistas indican que el gobierno podría acabar con una participación significativa en algunos de ellos, ante su incapacidad de levantar capital entre inversionistas privados.
Sin embargo, han surgido algunas señales alentadoras.
En las últimas semanas, un puñado de bancos saludables, desde Goldman Sachs al banco de Denver Guaranty Corp., han recaudado fondos en los mercados de capital. Eso representa un cambio radical frente a la situación que imperaba a principios del año, cuando ningún inversionista quería acercarse a las acciones de los bancos estadounidenses.
"Lo que empezamos a escuchar de los inversionistas es que las acciones de estas empresas cayeron demasiado y, aunque la situación es mala, no lo es tanto como se llegó a pensar", señaló Brian Sterling, codirector de banca de inversión para la firma de inversión Sandler O'Neill & Partners.
Los bancos reconocen, no obstante, que el apetito de los inversionistas es limitado. "Creo que hay cierta demanda en el mercado para levantar un monto determinado, pero es muy improbable que se financie un agujero de US$60.000 millones en los próximos dos meses", afirma Joshua Siegel, de la firma de inversión StoneCastle Partners LLC. "Tengo muy poca confianza en los resultados de estas pruebas".
Por David Enrich y Robin Sidel, en Nueva York,
y Deborah Solomon, en Washington, WSJ