Benedetti, un escritor comprometido y coherente
17:53 | Más de 80 novelas, ensayos, cuentos y poemarios son algunos de los legados dejados por el legendario escritor uruguayo
Montevideo (EFE). El escritor uruguayo Mario Benedetti deja tras de sí una rica obra, en la que sus más de 80 novelas, ensayos, cuentos y poemarios muestran el compromiso social y la coherencia de alguien que creyó “en la vida y en el amor, en la ética y en todas esas cosas tan fuera de moda”.
“Él siempre dijo que se sentía más poeta que otra cosa”, señaló la biógrafa del escritor, Hortensia Campanella, cuando presentó hace unos meses el libro “Mario Benedetti. Un mito discretísimo”, con el que trazó la trayectoria de uno de los mitos de la literatura hispanoamericana del siglo XX y quizá la conciencia poética de todo un continente.
Esa poesía se convirtió en el único báculo para afrontar sus últimos años, tras la muerte en 2006 de su esposa, Luz López, su compañera desde hacía más de seis décadas y su mejor crítico.
La de Benedetti ha sido “una vida que ha ido persiguiendo la utopía y que por eso mismo ha encontrado en la poesía su mejor expresión, o por lo menos, la más querida, la más auténtica”, señala Campanella.
Fue también el martillo que le permitió forjar una carrera literaria compaginada con las profesiones más diversas: currante en un taller de automóviles, taquígrafo, cajero, vendedor, contable, funcionario público, traductor y periodista, antes de dedicarse a lo que más quería.
“Cuando tengo una preocupación, un dolor o un amor tengo la suerte de poder transformarlo en poesía”, afirmaba.
Títulos como aquel primerizo “La víspera indeleble”, sus “Poemas de la oficina”, el oriental y tan uruguayo “Rincón de Haikus”, los grandiosos tres “Inventarios” o las “Canciones del que no canta” se vieron coronados el año pasado con su último poemario, “Testigo de uno mismo”.
Este libro vino a ser “un poco el resumen de una carrera poética extraordinaria”, con todos los grandes temas de la poesía universal desbordando sus páginas, como dijo la novelista Sylvia Lago.
La poesía dejó también mucho espacio para la prosa en la obra de Benedetti y así su principal novela, “La tregua”, es uno de los faros de la literatura del continente, con más de 140 ediciones en 20 idiomas desde su publicación en 1960.
También dedicó tiempo a los cuentos, en los que “cada palabra tiene valor por sí misma” y, sobre todo, “tienen que ver con los sentimientos”, como explicó en 1998 en un Taller de Literatura de la Casa de América de Madrid.
En su última aparición pública, en diciembre de 2007, Benedetti fue condecorado con la Orden Francisco Miranda por el presidente venezolano, Hugo Chávez, en la Universidad de la República del Uruguay, aclamado por los cientos de estudiantes que reconocían en el poeta a su bardo nacional.
En declaraciones en junio del 2002, Benedetti explicaba que si bien “los poetas no tienen capacidad de influir sobre los gobiernos”, sí “llegan al ciudadano de a pie, y a veces sirven para esclarecer una duda, para dar una tímida respuesta a una pregunta que tiene alguien”.
¿Qué pasaría si un día
despertamos dándonos
cuenta de que somos mayoría?
¿Qué pasaría si de pronto
una injusticia, sólo una,
es repudiada por todos,
todos los que somos, todos,
no unos, no algunos, sino todos?
¿Qué pasaría si en vez de
seguir divididos nos
multiplicamos, nos sumamos
y restamos al enemigo que
interrumpe nuestro paso?
¿Qué pasaría si nos
organizáramos y al mismo
tiempo enfrentáramos
sin armas, en silencio,
en multitudes, en millones de
miradas la cara de los
opresores, sin vivas,
sin aplausos, sin sonrisas,
sin palmadas en los hombros,
sin cánticos partidistas,
sin cánticos?
¿Qué pasaría si yo pidiese
por ti que estás tan lejos,
y tú por mí que estoy tan lejos, y ambos por
los otros que están muy
lejos y los otros por
nosotros aunque estemos lejos?
¿Qué pasaría si el grito
de un continente fuese
el grito de todos los continentes?
¿Qué pasaría si pusiésemos
el cuerpo en vez de lamentarnos?
¿Qué pasaría si rompemos
las fronteras y avanzamos
y avanzamos y avanzamos
y avanzamos?
¿Qué pasaría si quemamos
todas las banderas para
tener sólo una, la nuestra,
la de todos, o mejor
ninguna porque no
la necesitamos?
¿Qué pasaría si de pronto
dejamos de ser patriotas para
ser humanos?
No sé... me pregunto yo:
¿Qué pasaría...?