El principal adversario de Trichet - la inflación-se ha esfumado; ahora se enfrenta a la recesión
Jean-Claude Trichet arrió ayer definitivamente la bandera de la ortodoxia monetaria y la defensa a ultranza de la estabilidad de los precios, su gran cruzada desde su desembarco al frente del Banco Central Europeo, hace ahora cinco años. Sustituía entonces al holandés Wim Duissenberg, un keynessiano convertido al catecismo de Maastricht. Arrastrado por la virulencia de los acontecimientos y la inconsistencia de su calvinismo monetario, Trichet cambió ayer de caballo en plena carrera, a riesgo de llegar tarde a la meta. El celoso patrón del BCE esgrimía ayer aún ante la prensa el "mandato primario" de la institución como descargo de su contumaz política de tipos de interés elevados y lucha sin cuartel contra la inflación. Hoy el enemigo número uno de Trichet se ha volatilizado de modo fulminante y la gran amenaza tiene un nombre mucho peor: depresión. ...