Preocupante aumento de las medidas proteccionistas desde el inicio de la crisis financiera | ||
En un estudio se señala que 17 miembros del G-20 han implementado medidas de restricción del comercio | ||
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CIUDAD DE WASHINGTON, 17 de marzo de 2009. En una nueva investigación del Banco Mundial se señala que, desde noviembre de 2008, cuando los líderes del Grupo de los Veinte (G-20) suscribieron un acuerdo mediante el cual se comprometían a evitar medidas proteccionistas, varios países, entre ellos 17 miembros del G-20, han adoptado 47 medidas que restringen el comercio a expensas de otros países. De acuerdo con la lista de seguimiento de las medidas comerciales y relacionadas con el comercio, elaborada por el Banco Mundial, los funcionarios han propuesto o adoptado unas 78 medidas comerciales desde el inicio de la crisis financiera. De ese total, 66 medidas entrañaban restricciones al comercio. Finalmente, entraron en vigor 47 medidas de restricción del comercio y, si bien es probable que sus efectos sean insignificantes en comparación con el tamaño de los mercados no afectados, también es cierto que tienen un marcado impacto negativo en los exportadores que quedaron fuera de los mercados. "Los líderes no deben escuchar el canto de las sirenas que los impulsa a aplicar medidas proteccionistas, ya sea en el comercio, en los paquetes de reactivación económica o las operaciones de rescate", señaló el presidente del Grupo del Banco Mundial, Robert B. Zoellick. "El aislamiento económico puede generar una espiral de acontecimientos negativos como los que ocurrieron en los años treinta, que profundizaron la gravedad de una situación que, de por si, ya era mala". El Banco Mundial advierte que el costo de la falta de acción en el marco del Programa de Doha está aumentado. Hasta la fecha, en la mayoría de los países no se han aumentado los aranceles hasta los niveles consolidados y tampoco se ha aprovechado plenamente el margen de maniobra con respecto a las subvenciones agrícolas. Empero, a medida que la recesión se profundice, muchos países podrían verse tentados a hacerlo. Esta amenaza subraya la importancia de avanzar rápidamente para concluir la Ronda de Doha. En el estudio se sugiere que el G-20, por su parte, podría adoptar medidas adicionales orientadas a fortalecer el frágil consenso contra la profundización del proteccionismo. Por ejemplo, los países del G-20 podrían:
Información adicional En el estudio del Banco Mundial se señala que, si bien es probable que, por ahora, los efectos de estas medidas proteccionistas sean insignificantes en comparación con el tamaño de los mercados no afectados, también es cierto que tienen una gran importancia para los exportadores que han quedado fuera de los mercados protegidos. Los aumentos de los aranceles representan escasamente un tercio de estas medidas y la mitad en el caso de los países en desarrollo. Por ejemplo, Rusia aumentó los aranceles sobre automóviles usados y Ecuador hizo lo propio respecto de 600 productos. Las medidas no arancelarias incluyen políticas tales como la exigencia de licencias no automáticas para la importación de autopartes, textiles, televisores, juguetes, calzado y productos de cuero en Argentina, o la decisión de Indonesia de permitir el ingreso de cinco categorías de productos (prendas de vestir, calzado, juguetes, productos electrónicos, alimentos y bebidas) únicamente a través de cinco puertos y aeropuertos. Para reducir el ingreso de importaciones, en algunos países se han endurecido las normas, según se indica en el estudio del Banco Mundial. China, por ejemplo, prohibió las importaciones de carne de cerdo irlandesa y rechazó el ingreso de chocolates belgas, coñac italiano, salsas británicas, huevos holandeses y productos lácteos españoles, mientras que India prohibió las importaciones de juguetes chinos. Las subvenciones a la exportación son especialmente nocivas porque contravienen el proyecto de modalidades de Doha. La Unión Europea anunció nuevas subvenciones a las exportaciones de manteca, queso y leche en polvo. Utilizando un método menos explícito, tanto China como India han aumentado el monto que se reembolsa a los exportadores a través del sistema de reintegro de derechos y, si bien el componente de subvención es tema de debate, el momento elegido para aplicar estas medidas plantea dudas. Las subvenciones propuestas para la industria automotriz han proliferado —en total, ascienden a unos US$48.000 millones a nivel mundial—, principalmente (US$42.700 millones) en los países de ingreso alto. Además de la subvención directa por valor de US$17.400 millones proporcionada por Estados Unidos a sus tres empresas nacionales, Canadá, Francia, Alemania, Reino Unido, China, Argentina, Brasil, Suecia e Italia también han proporcionado subvenciones directas o indirectas, sin incluir el apoyo proporcionado por Australia a sus concesionarios de automóviles ni el apoyo de Corea del Sur y Portugal a sus proveedores de componentes. Dado que la industria sufre las consecuencias de un exceso de capacidad, estas subvenciones obstaculizan la salida y retrasan el ajuste. Peor aún, las subvenciones pueden estar vinculadas a imposiciones que obligan a las empresas a preservar el empleo interno, incluso a costas de cerrar plantas externas más eficientes situadas en países en desarrollo. Por otra parte, para evitar que esto suceda, los gobiernos han tenido que adoptar medidas para responder a las políticas de los países vecinos, como Canadá, por ejemplo, que otorgó subvenciones equivalentes a las que Estados Unidos proporcionó a las empresas automotrices de Detroit, para asegurarse de que las fábricas estadounidenses no cierren sus plantas en Canadá. En el estudio se señalan varios factores que claramente han atenuado las presiones proteccionistas, y se marcan las diferencias entre esta contracción de la economía mundial y las presiones de los años treinta. Los países son mucho más interdependientes a través de las cadenas de suministro, los insumos importados e inclusive los servicios. Actualmente, los intereses de exportación superan ampliamente a las industrias que sólo producen productos que compiten con las importaciones. Las empresas que producen para el mercado interno dependen en mayor grado de insumos importados y las cadenas de producción vinculan a los mercados mundiales a través de una red de intercambio de partes y componentes. El promedio simple de la participación del comercio en el producto interno bruto (PIB) asciende actualmente al 96%, en comparación con el 55% en 1970, y el intercambio de partes y componentes —un indicador de las cadenas de suministro— ha superado el doble en cuanto proporción del comercio total. Por otra parte, los sucesivos acuerdos en el seno del Acuerdo General sobre Aranceles Aduaneros y Comercio (GATT) y la OMC han incrementado marcadamente la estabilidad legal de las relaciones comerciales. A raíz de esta gran diferencia en la política económica actual, algunas de las restricciones propuestas fueron rechazadas o no se sancionaron. En Brasil, por ejemplo, la burocracia intentó imponer licencias generalizadas y controles a las importaciones semejantes a los aplicados en los años setenta, pero la medida fue dejada sin efecto de inmediato debido a la firme oposición del sector privado. En forma similar, todo parece indicar que se han evitado las formas más nocivas de la disposición en materia de "compre productos estadounidenses". Asimismo, de los 77 cambios propuestos y aplicados en relación con la política comercial, unos 10 entrañaron medidas en pro de una mayor liberalización, en su mayoría relacionadas con acuerdos de libre comercio. Para más información sobre el informe, consulte el documento:
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21 mar 2009
Banco Mundial: COMERCIO YPROTECCIONISMO
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